Clarin Entrevista a Paolini por el lanzamiento de Dormir en un Mar de Estrellas

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Christopher Paolini ha concedido una entrevista al diario latinoamericano Clarin por el lanzamiento de su nuevo libro Dormir en un mar de Estrellas. Compartimos con vosotros la entrevista. La misma comienza con una introducción al escritor, a su anterior saga y al futuro de su carrera:

Entrevista Christopher Paolini: un best seller que escribe rodeado de incendios

A los 20, este narrador estadounidense ya era millonario gracias a su novela juvenil “Eragon”. Hoy, a los 37, vive junto a un bosque víctima de las llamas y publica un libro de ciencia ficción para adultos, “Dormir en un mar de estrellas”, en el que recorre un nuevo género pensado para adultos. Tranquilo y de buen humor, prende la cámara de su computadora para dialogar con Viva y, después de preguntar cómo es la edición argentina de su flamante obra, se excusa por su voz y una tos recurrente: se encuentra en su rancho de Montana, en donde vive desde niño, y está rodeado de incendios forestales que llenaron el aire de humo y cenizas. El rojizo horizonte se puede ver en el reflejo de la ventana y le da al diálogo un inesperado y desolador clima apocalíptico…

En 2002 usted se volvió la persona más joven en integrar la lista de los libros más vendidos del New York Times y desde entonces no ha dejado de publicar, ¿de dónde viene su pasión por la escritura?

-Supongo que de mi niñez. Fui criado en una casa muy libre en la que estaba permitido hacer todo lo que nos gustara. Pasaba mis días leyendo libros que tomaba de la biblioteca al azar y cantando y bailando con los discos que encontraba por ahí. También el cine fue una gran fuente de entretenimiento y –hoy me doy cuenta– de inspiración. La sensación de poder escribir yo mismo esas historias fantásticas que me gustaban era lo que más placer me daba.

-¿Cree que el ser exitoso a tan temprana edad le hizo perder experiencias juveniles?

-Sin dudas: todo tiene un precio en la vida. No pude vivir muchas cosas en mi juventud, pero, a la vez, muy temprano me tocó pasar por situaciones que muy pocas personas pueden vivir a lo largo de toda su vida. Yo no tuve bailes escolares y no me peleé en los recreos, pero si bien me hubiese gustado tener una vida social más normal a mis 20, lo cierto es que ya estaba viajando por el mundo y conociendo a personas increíbles que leían mis historias…

-Pocos escritores actuales lograron mantener un público tan fiel a lo largo de los años, al punto que muchos de sus títulos ya son best sellers antes de salir a la venta… ¿Por qué decidió romper la fórmula exitosa de sus libros anteriores para probar suerte con los adultos?

-Por empezar, no lo pensé como una movida de marketing o de negocios, sino que tiene que ver con la historia que yo quería contar. El personaje principal aquí es Kira Navárez, una xenobióloga que trabaja en un planeta alienígena y que es una adulta. No es un rol que una niña o una adolescente podrían hacer. Y a partir de allí, toda la trama es con adultos. No tenía salida.

-¿Cómo surgió la historia?

-Empecé a escribir el libro cuando se me vinieron a la cabeza dos imágenes. La primera es el inicio del libro, con Kira encontrando un objeto muy especial. Y la otra fue el final, que me llegó con una emoción muy fuerte. Así que todo lo demás, todo el trabajo narrativo que tuve que hacer y todos los personajes que creé, fueron para contar lo que sucedía entre esas dos imágenes de esa humana perdida en un mundo ajeno de aniquilación.

-¿Por qué dejó el fantasy para pasar a la ciencia ficción?

-Generalmente, en el fantasy siempre la ficción manda más que el realismo. Y suele ser un terreno con mucha nostalgia por otros tiempos. En la ciencia ficción, en cambio, hay que ser más rigurosos con las leyes que gobiernan tu mundo e, incluso bajo un tamiz pesimista, suelen ser espacios de reflexión sobre el progreso de la humanidad. Tiene que ver más con el futuro. Algunos de mis autores favoritos pertenecen a la ciencia ficción, como Frank Herbert y Octavia Butler, o clásicos como Ray Bradbury y Arthur C. Clarke. También consumo ciencia ficción de calidad en forma de cine y videogames.

-Además de las diferencias que usted nombra, el fantasy parece ser terreno de mayor libertad para un autor que lo que sucede en la ciencia ficción, ¿sintió esos límites al escribir el libro?

-Los límites definen toda escritura. Y eso es lo necesario y provechoso: cuando uno empieza a pensar un mundo, más allá del género, aparecen limitaciones y fronteras que son bienvenidas. Es un error pensar que en la fantasía todo puede suceder, eso es imposible. ¿Quién leería una historia en la que todos los personas son dioses todopoderosos? ¡Suena aburrido!

-¿Entonces cómo funcionan los límites de la imaginación en cada género?

-Creo que tanto en el fantasy como en la ciencia ficción, lo interesante es cómo usar tus ideas para que construyan metáforas poderosas y más originales, pero que no dejen de tener un sustento realista. Ejemplo: tenés un personaje aracnofóbico y podés crear una escena en donde se encuentra con una araña grande como una casa sin que el lector sienta que lo sacaste de clima. O hacer cosas increíbles con el miedo a la muerte, por ejemplo, que en una narración realista sería más limitado. Pero no es que se puede hacer cualquier cosa, cuidado.

-Cuando su novela «Eragon» llegó al cine no fue una buena experiencia: ni el público ni la crítica acompañó el estreno. ¿Perdió las ganas de adaptar al cine sus novelas?

-¡Para nada! De hecho, ya estoy trabajando con mi hermana menor Angela en el guión de Dormir en un mar de estrellas para cine. Desde que la escribí, la imaginé como película. Creo que lo que se hizo con Eragon fue una m… No, mejor seré diplomático y diré que aprendí mucho de la experiencia por no haber estado involucrado en la realización. Pero ahora sí lo estaré, para poder preservar el corazón de la historia, que es el viaje emocional de la doctora Kira y los obstáculos que supera.

-Muchos sentimos que 2020 fue un año distópico, casi salido de un libro de ciencia ficción. De hecho, veo el reflejo rojo y el humo de los incendios forestales en el vidrio de su ventana mientras le pregunto esto y me da escalofríos. ¿No cree que la pandemia nos dejará alguna enseñanza? ¿Siente que su libro puede ayudar en estos momentos?

-Sí, el fuego estuvo cerca de mí: nos rodeó a aquellos que vivimos en zonas con bosques, sobre todo. Ojalá algo de lo que yo escriba sirva, al menos en lo más mínimo, para ayudar a las personas a transitar momentos difíciles. Eso sería ideal. Pero, claro, cuando escribí Dormir en un mar de estrellas, ¡jamás pensé que sería lanzado en medio de una de las crisis mundiales más importantes de la historia! Pero mi objetivo no era contar una historia pesimista o desalentadora, sino todo lo contrario. Es lo que me gusta de la serie original de Star Trek y lo que siento que se perdió hoy: narrar el futuro con un prisma optimista. Ese es mi foco. Con la pandemia, enfrentamos muchos desafíos como especie pero, a la vez, estamos haciendo cosas increíbles e inéditas para tratar de volver más justo al mundo. Es el tipo de sentimiento que quiero resaltar en este libro: explicitar de lo que podemos ser capaces…

-¿Pero no le cuesta ser optimista mientras ve arder Montana, que tantas veces señaló como su fuente de inspiración?

-Sí que es difícil, claro. Y uno puede sentir mucho dolor. Si bien leí un montón de física y de astrofísica para este libro, mi inspiración sigue siendo la naturaleza, es decir, todo lo que me rodea. Como dije al comenzar este diálogo: todo tiene un precio en la vida. La Naturaleza es quien te lo enseña. Todo animal, toda planta, todo mineral tiene una energía que, si se usa o se gasta, tendrá una consecuencia. Y si nosotros acabamos con esa energía, no tendremos de dónde reponerla.

-¿Cómo ser optimistas entonces?

-Yo decidí que no voy a mirar todo lo que nos sucede–incluso la pandemia, estos incendios…– de manera negativa sino que me concentraré en pensar cómo haremos todos, hombres y mujeres del mundo, para salir adelante.

Fuente: Clarin.com



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